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Sin Vergüenza Shoshana Turkia
22 de Mayo 2020
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Arte Contemporáneo Anónimo en México
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La octava edición de @Ethosarte inundó de artes plásticas el Museo Franz Mayer
16 de Abril 2018
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Encuentro de opiniones
14 de Abril 2018
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Entrevista
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Art Factor Today
Paola Pineda Cordova (México)
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Entrevista - Revista Betún
Paola, ¿cuándo y cómo fue que te iniciaste en el arte? ¿Siempre tuviste clara tu vocación?
En realidad yo era una niña que dibujaba mucho, el dibujo siempre fue un aliado. Hubo una temporada, en mi adolescencia, en la que hacía al menos un dibujo diario; algunos que después sirvieron, incluso, para ilustrar la portada de algunos libros de mi terapeuta.
Quizá no tenía tan claro la gran curiosidad que se convirtió, más tarde, en una absoluta pasión por dibujar los distintos rostros humanos. Y que hoy se ha convertido, claramente, en una necesidad absolutamente vital que no ha hecho más que crecer y ambicionar seguir en el descubrimiento de mi propia manera de ver la pintura y su expresión.
¿La pintura te elige o eres tú quien se acerca a ella?
Ambas vías: es como un pacto, un juego, un continuo danzar entre ella y yo, una comunicación tácita totalmente precisa.
La pintura es exigente y es celosa. Aunque no esté pintando, ocupa el 80% de mi pensamiento, porque siempre pide más. A veces me rumora al oído con una sutileza casi romántica otras, grita atropelladamente, azota lienzos y pinceles.
¿Qué tan difícil es ser artista en México? ¿Cuál es tu visión del México actual, sobre todo en el ámbito artístico?
La apreciación del arte tiene mucho tiene ver con la educación y el nivel cultural de las personas (aunque hay afortunadas excepciones). Pero, por lo general, la gente llama “arte” a cosas completamente absurdas, sin calidad y sin oficio, que incluso insultan la inteligencia y la sensibilidad de las personas.
Yo me siento agradecida y muy afortunada, porque gusta mi trabajo (producto de muchos años de estudio, preparación y auto-exigencia) y los clientes felices son los que te van abriendo puertas. No te voy a mentir: a veces cuando he llegado a dudar si debo seguir persiguiendo este sueño (porque en efecto el mercado del arte en México a veces es como todos los mercados en México: malinchista), algo ocurre (algún poderoso mensaje de la vida) que me hace recuperar la certeza de que este es mi camino.
El arte tiene sus procesos y sus tiempos, y uno no puede adelantarse a ellos. Es este quien te va marcando el camino rigurosamente tomado de tu mano.
¿Sobre qué técnicas trabajas, cuál te gusta más, cuál te parece más difícil o de cuál de ellas prescindirías de ser necesario?
Todas me gustan, cada uno tiene su encanto. Trabajo igual con Prismacolor o acuarela, que con temple, óleo o acrílico. A veces mezclo lo que me encuentro pero eso tiene que ver justamente con esa libertad de sentir la pintura en un proceso misterioso que se percibe en el estómago.
De las cuatro la más complicada, sin duda, es el temple, es como esas parejas complejas, divertida pero complicada, inteligente pero seca. Algo así.
Hoy me encuentro en pleno romance con el acrílico, esta oportunidad en la que estoy constantemente descubriendo lo fascinante de pintar, literalmente, “al revés” los cuadros (es decir, por su reverso, por atrás), me tiene enamorada, porque es un reto constante por superar su complejidad y aprovechar sus espectaculares accidentes
¿Cómo describirías tu proceso creativo?
Cada vez que voy a comenzar una obra me doy cuenta que no sé nada, siento un vacío en el estómago como si fuera un salto que abarca la comprensión y la incomprensión de todo lo que sé. Quizá podría describirse mejor como lo directamente proporcional a lo que sienten los actores, como “pánico escénico”. Ja,ja,ja,ja,ja.
Y cuando pasas esa etapa, te posee todo el conocimiento, penetras en el aire y transformas la pieza en algo tuyo: algo que, sin embargo y paradójicamente, está completamente fuera de ti.
Caminas en esa cuerda floja de lo incomprensible y completamente apoderado por la víscera. La pintura se siente y te guía en el impulso.
¿Cuáles son tus influencias? ¿A quiénes admiras?
Los retratistas clásicos me apasionan, en especial Rembrandt y mis tres contemporáneos favoritos: Jenny Saville, Alice Neel y Lucien Freud.
¿Tu trabajo tiene una conexión con la música, la literatura u otras facetas artísticas?
Amo la música, es un cómplice intenso que no sabe más que inspirar, es aquel elemento que hace que las cosas sucedan y puede ser desde la más trágica de las óperas hasta la magnificencia de Armand Amand o Philip Glass en sus composiciones.
La música es ese toque que hace que toda la escena tome sentido sin tenerlo. Es esa orgiástica belleza que abre las puertas de los universos paralelos, si es que existen.
¿Qué lees cuando lees?
Mi autora favorita es Clarice Lispector. De lo demás te podría decir que leo lo que despierta mi interés y curiosidad, me atrapan mucho aquellas lecturas que logran meterse en los vericuetos de la mente humana, esa que describe la complejidad de nuestro sentir y manera de percibir el mundo. Y esto lo puedes encontrar en novelas, ensayos, poemas, casi en cualquier género literario. Y también muchas películas, no puedo dejar de mencionar, Birdman que verdaderamente es un joya que logra plasmar ese capital interior que existe en sus personajes.
En la mayoría de tus piezas eliges ilustrar rostros, y el color rojo es una constante en tu obra, ¿cuál es la razón?
Vivo arriesgándome en el trazo y el color: son la manera que encuentro para poder decir en una obra los distintos lenguajes del rostro humano. Busco una especie de loca, muy loca armonía. Ese es el constante caminar en cuerda floja de la que te hablo.
El rostro es y será una constante, me conecta, lo ojos me impulsan a querer descubrir sus secretos y el cómo se resuelven por dentro las personas, y no existe para mí ningún instrumento mejor que el color. Es resolver lo imposible. Porque si soy sincera, lo que veo es un sueño, pero con los ojos abiertos (que todo lo ven distorsionado).
Mis dibujos son la intención constante de desnudar el alma, y también de buscarme en mis vacíos, provocándome suspiros largos y prolongados, como siempre digo: “de repente me vi y vi al mundo”.
¿Qué opinas de las redes sociales y el arte?
Son un puente más, de todos los que existen para que la gente te conozca. Utilizados a tu favor creo que son una gran ventana, y hoy por hoy por más paradójico que suene es lo más tangible de lo intangible. ¡Twitteo, facebookeo, instagrameo, y luego existo!
¿Sientes alguna responsabilidad social cuando pintas?
Cuando tengo la oportunidad de hacer algo pro-bono y es un proyecto interesante por supuesto apoyo la causa.
Sin embargo, creo que la responsabilidad social la tienes en la vida diaria, todos los días y todo el tiempo en cómo actúas. Quizá con mi pintura alegre a unos cuantos, pero la sonrisa, el detalle, la ayuda que se da y se regala es una verdadera oportunidad de contribuir a que sea un mundo mejor. Hay que ser responsables socialmente como personas, y en cada instante, no solo a través de tu trabajo, sino de tu comportamiento.
El mundo, en mi opinión, está cruzando por terrenos pantanosos, cambios y carga su gran enfermedad, “el estrés”. Nos hemos vuelto tan ajenos al otro, que ahora habitamos en el completo desencuentro. Se han borrado los principios fundamentales, comenzando con la elemental educación. Somos perfectos para exigir pero escasos para compartir.
Pero siendo una eterna creyente del ser humano como lo soy, entiendo que existe esa magia que nos vuelve conscientes del arma más poderosa sin duda: el amor. Ese amor que transforma lo que toca; deseo con toda el alma que se impregne en nuestro querido planeta.
¿Tienes algún proyecto soñado?
Seguir creciendo como artista, pintar cada día más y, sobre todo, traspasar las fronteras, pero nada me hará más feliz que sentirme orgullosa de que cada pieza que realizo, porque habito en cada una de ellas. En ese momento “soy”.
Cada obra es sangre, corazón recortado, nervios fragmentados… y grito, siento, sufro, me alegro y me conmuevo.
¿Eres feliz?
¡Si, muy feliz!, la felicidad radica en el equilibrio de muchas áreas de tu vida, y hay cuatro prioritarias: familia, trabajo, amigos y salud.
La vida es sobrenatural, mítica, fantástica y gigantesca, confiar en sus textos es el secreto mismo de la felicidad. Porque la vida “ES” y esta naturaleza tan íntima de las cosas, es lo que la hace apasionante. Uno se deja suceder. El mundo no tiene un orden visible.
Nuestra vida es una completa improvisación, y en ese silogismo no estamos exentos de momentos frustrantes y tristes, pero esos tránsitos son solo eso: tránsitos. Porque su tiempo es mientras duran en nuestro pensamiento.
¿Tienes algún proyecto en puerta del que quieras hablarnos?
En este momento estoy realizando una serie que se llama “Al Espejo”, inspirado en el siguiente texto:
*El rostro es un misterio, de ahí este largo camino para intentar descifrar lo indescifrable.
*Esta es una serie que busca encontrar los distintos rostros en esa pequeña área donde nos reflejamos, nos dibujamos y nos desdibujamos; pero el espejo siempre nos mira sin filtro.
*Capturar ese instante que te llena o que te asusta; que confirma la propia fantasía del "yo" o te devuelve las más inesperadas objeciones.
*Ahí siempre existe un diálogo que colma el momento, esa conversación interna que yo intuyo y descifro a través de colores, trazos y manchas que hablan de lo que no alcanzamos a ver: la energía tácita que se manifiesta solo en la imagen que es reinterpretada. En la que se vuelve tránsito entre lo visible y lo escondido.
*Dentro de tantas cosas que son incompresibles en el mundo, el rostro del ser humano es al mismo tiempo su más clara y más impenetrable carta de presentación; incluso ante el espejo mismo.